Las Rutas de los Castilletes: Los Orígenes

LA RUTA DE LOS ORÍGENES
Pedro Fandos Rodríguez y José Antonio de San Antonio, geólogos

RESUMEN:

En septiembre de 1999 presentamos esta misma Ruta de los Orígenes en el congreso que la SEDPGYM celebró en Belmez (Córdoba). Por diversas circunstancias, esta Ruta no pudo ser publicada, pero ahora, con la celebración del XIV Congreso en Asturias, (enlace a las Actas completas del Congreso celebrado en Castrillón) creemos que puede ser momento para reescribirla e incorporarla al resto de nuestras Rutas de los Castilletes, con las cuales nos habíamos propuesto articular una especie de vademécum o prontuario de nuestro patrimonio minero-industrial.

La Ruta de los orígenes se inicia en la zona de El Viso (concejo de Langreo), donde el proyecto de canalización del río Nalón a finales del s XVIII, así como las Reales Minas y los informes de Jovellanos y otros, propiciaron los primeros registros documentados de la minería hullera en le Cuenca Central Asturiana. Se asciende a continuación por el valle del río Candín, jalonando las excursiones mineras que Jovellanos realizó en 1792. Tras citar las primeras minerías del concejo de Siero, se desciende por el valle de Carrocera (San Martín del Rey Aurelio) para terminar en el Museo de la Minería (MUMI).

INTRODUCCIÓN

En la Ruta de los Orígenes, que conforma la primera de nuestras "Rutas de los Castilletes", visitaremos una alta densidad de hitos minero-industriales, muchos de los cuales estuvieron en el origen de la gran actividad minero-metalúrgica que habría de transformar la vieja Asturias que llegó al siglo XIX como rural y pastoril y saldría de él como minera y fabril.
La Ruta nace en El Viso, donde se alzó a finales del s XVIII el horno de cok de Casado Torres, ingeniero que además dirigió la épica canalización del río Nalón y abrió para la Corona casi un centenar de minas (téngase en cuenta que entonces eran sinónimos "Mina" y "Capa") en los 18 km que van desde este punto hasta la arcadia feliz de Laviana.


En Frieres, en la orilla izquierda del Nalón, veremos los restos de la vieja Unión Hullera y cambiando a la otra orilla, veremos La Felguera y ascenderemos hasta la cabecera del río Candín. Una vez allí, tras reconocer los restos de lo que fue la primera gran empresa de los Hermanos Felgueroso, cruzaremos a los valles de Pumarabule y Lieres (concejo de Siero), cunas ambos del primer descubrimiento de carbón y de la primera empresa minera en la Cuenca Central Asturiana. Finalmente, ascenderemos al alto de La Cruz y La Camperona para descender por el valle del río Carrocera y terminar la ruta en el MUMI, perfecto eslabón entre el pasado y el futuro.

GRUPO MINERO EL VISO. EL PRIMER HORNO DE COK

A la altura de El Viso (Langreo), en la orilla izquierda del arroyo de San Tirso, en su desembocadura al Nalón, está el histórico sitio de La Riera, a donde llegaron el día 29 de noviembre de 1793 Jovellanos y Casado Torres acompañados por el cura de Veguín.
De allí era el cura José Muñiz Riera, uno de los pioneros de nuestra minería. Su correligionario José Vicente Pereda, presentará el 1 de julio de 1804, ante la Junta del Principado, su famosa "Memoria sobre el carbón fósil ...", donde recoge la nueva riqueza mineral que Asturias estaba descubriendo. Tanto uno como otros serán conocidos como “el cura de les mines”.

Horno de Cok de Casado de Torres
Plano nº 46 del río Nalón y nº 35 de Langreo (Horno de cok), de la colección elaborada por Casado de Torres para la canalización del Nalón en 1794. Localizado por Luis Adaro Ruíz en el Departamento Marítimo del Ferrol y publicado por él mismo en 1981 en su libro "Datos y Documentos"

En ese solitario lugar de La Riera, creemos ubicar con precisión el primer horno español para la obtención de coque, el llamado Horno de Carbonización de Casado Torres, que había sido inaugurado justo un año antes de la visita del ilustre polígrafo gijonés. Para la dirección de la obra se hizo llamar al francés Jerónimo Tavern, quién llegó a desempeñar la dirección de las Reales Minas y Establecimientos del Río Nalón y definió el horno como una obra magistral y la mejor de esa clase que había en Europa. Jovellanos lo describe en forma de cilindro como de 40 pies de alto y 15 a 20 de diámetro, todo de sillería por dentro y fuera, de piedra de grano, bien trabajada (Luis Adaro Ruiz-Falcó (1981), además de la descripción completa que hace Jovellanos y la que consta en la Real Academia Española, incluye muchos otros comentarios de la época).
Sabemos por Jovellanos que el horno se encontraba a unas 1000 varas (830 m) del estrecho de Barripiés; esto nos los situaría en La Riera, justo enfrente de las balsas de decantación de la actual Depuradora de Frieres. Además, por el mapa nº 46 de los que Casado Torres hace para la Canalización del Nalón (y que Luis Adaro Ruiz-Falcó descubrió en 1981 en el Archivo General del Ferrol), sabemos que había cinco minas explotadas en dirección perpendicular al río Nalón (las mimas del paquete Pudingas que desde Riosa cruza por Olloniego y llega hasta El Viso) y además podemos apreciar en el mismo mapa tres pequeños barrancos, permitiéndonos todo ello situar el desaparecido horno justo en el punto de Latitud 43º19'30,93''N y Longitud 5º44'52,87''W, o lo que es igual, en las coordenadas UTM X: 277.193,51 / Y:4.800.602,87 m.

horno de cok
Montaje de Pedro M. Mielgo de la situación del antiguo horno

A finales de aquel 1793, el mismo Casado Torres señalaba en carta al Rey que en las minas de Langreo y de las de La Riera hay ya 83 bocas abiertas y que “hasta diciembre de 1793, ... ya se han extraído dos millones de quintales de carbón”. Por desgracia, aquella gloriosa empresa no resistió la noche explosión que sufrió el horno en la noche del 5 de octubre de 1794, ni la llena del Nalón que seis años después arrasaría todas las instalaciones ribereñas. La Real Orden de 1 de octubre de 1803 establece el Plan de Abandono de las Empresas de Navegación del Río Nalón y Explotación de las Minas de Langreo y marca el final de la épica e inútil batalla en la que dos millares de hombres domeñaron los rápidos y rabiones del Nalón para acaba éste venciéndolos con una de sus riadas.
El 2 de julio de 1804, el citado cura José Vicente Pereda escribe que ha visto los restos del horno de carbonización y que "en su construcción se descubre el rastro brillante de las producciones teóricas que debe tener este profesor (...) sin embargo podría serlo más útil si se hubiese construido con otra sencillez y menos dispendiosos; y sin embargo de que hasta la hora presente no se hayan verificado constantemente las fundiciones de hierro por medio del coaks. (El cura Pereda lo recoge de la Memoria Sobre el Carbón Fósil que se presenta en 1804 a la Junta General Extraordinaria del Principado de Asturias. (Publicada en edic facsímil en Bibliófilos Asturianos, vol IV, 1973))
Hoy, sobre la escombrera, sólo queda un edificio rectangular de lo que fue el Grupo Minero El Viso, explotado con gran discontinuidad histórica y cerrado definitivamente en 1962 por Hulleras de Langreo y Siero.

COTO LA JUSTA

Tras aquellas primeras manifestaciones de industrias carboneras en Asturias y las manifestaciones de proto-empresas en la década final del mismo s XVIII (la Compañía de San Luis a la que luego volveremos) las primeras mineras asturianas con criterios realmente empresariales no verán la luz hasta el impulso, algo retardado, que supuso la 1ª Ley de Minas (1825), siendo encabezadas por la Real Compañía en Arnao (1833) y, ya en la década siguiente, las empresas de Aguado, Riánsares y Bertrán de Lis. A finales de la década de 1850 se aceleró la creación de sociedades teniendo como principales escenarios los concejos de Siero y de Langreo. Nace así la Sociedad La Justa, promovida por los banqueros madrileños José Finat y Adolfo Lafitte. A finales de los años 1850s contaba con más de 70 pertenencias de 600x300 varas y una producción de 11.000 Tm.

Socavón La Justa
Socavón La Justa, sociedad constituida en 1845 por los señores Barón del Castillo de Chinel, Finat, Laffite y otros. 
Foto de J.M. Sanchís Calvete, 2011

Posteriormente, con el nombre de Coto La Justa, perteneció al Grupo Sama de Duro Felguera, encuadrando los grupos San Pedro, Vallegrande, Desconocida, Cuesta Naval y La Justa, contando el 1er piso de este último (cota 199.74), con un pozo vertical interior que se perforó hacia el centro geológico de su yacimiento, a unos 1.500 m desde la bocamina. Tuvo este pozo cuatro plantas y 141 m de profundidad.
Los grupos de la Justa fueron reconociendo y definiendo una compleja cubeta en forma de medio cacahuete gigante, de orientación NE/SW. Durante años se creyó que sus capas eran la Generalas pero que finalmente se correlacionaron con el paquete Sotón. Se explotó con mucha más intensidad el flanco occidental (minas San Pedro, en Las Borias, y Vallegrande) que el oriental (minas Desconocida y Cuesta Naval).
Podemos ver los últimos restos de La Justa en las tolvas que se alzan frente a los “tallerones” azules que Duro Felguera está a punto de cerrar en Barros y, especialmente, en la magnífica portada del socavón del 1er piso.

POR BARROS y LA FELGUERA

Al lado del cementerio de Barros, la Sociedad Felgueroso Hermanos profundizó lo que fue el pozo más septentrional y también más efímero de toda la cuenca del Nalón. Lo abrieron en 1914, en la orilla derecha del Nalón, guiados quizá por las bonanzas hulleras que en la orilla izquierda tenía La Justa, pero si saber nada del cierre periclinal de los pliegues. A partir de la cota 205 profundizaron sólo una sola planta, de la que salía una galería en dirección N y desde ella un transversal en dirección NW. Se guiaron hasta 4 capas que arrumbaban en dirección Norte y al menos dos de ellas tenían sendas galerías de cabeza junto a la carretera, a 100 y 240 m respectivamente del pozo. Las dificultades geológicas no pudieron con la crisis económica de 1923. De esta instalación minera sólo queda una chimenea de ladrillo oculta entre la foresta y la casa construida en 1919 para aseos, oficinas e incluso cuadras.

Pozo Barros
Pozo Barros (Langreo), profundizado por la Sociedad Felgueroso Hermanos en 1914
Foto de Darío Menéndez Cejudo, 2009

Sin abandonar la carretera antigua Oviedo-Tarna, nos adentramos en La Felguera, nacida de la fábrica de la Duro como elemento organizador del territorio y único núcleo genuinamente industrial de Asturias al decir del geógrafo y ex alcalde Aladino Fernández García (1980 y 1982). Vemos los barrios construidos por la Obra Sindical del Hogar, con la inequívoca austeridad de postguerra para la población de aluvión que entonces llegaba a Asturias (Grupos San Pedro y Francisco Franco, hoy “La Concordia”) y a sus espaldas, vemos el pulmón verde que por exigencia popular conserva el nombre de Parque Alcalde García Lago, donde contemplamos abundantes señales de la historia minera. En su extremo NW, frente a la calle que lleva el nombre del médico minero y padre de ingenieros D. Alfonso Argüelles, se levanta una estatua en bronce con la oronda figura de Manuel Suárez García, "El Cabritu", empresario y benefactor langreano al que se deben, entre otras, varias de las minas que luego veremos en el valle del Candín.

Manuel Suárez García "el Cabritu"
Homenaje al benefactor y popular empresario Manuel Suárez García "el Cabritu" (1886-1974)

A su lado se encuentra el monumento que conmemora las jornadas de la Mina y la Mar. Una entibación minera, con un ancla marinera al pie, enmarca las placas en bronce de concejos hermanados: Langreo/ Carreño, Morcín/Gozón, Sobrescobio/Muros del Nalón, etc.

La Felguera: La mina y el mar

Apenas a mil metros de este Parque Nuevo de La Felguera, se encuentra el parque viejo o Parque Dolores Fernández Duro, abierto entre 1917 y 1919 y rodeado de calles que llevan nombres de la industriosa familia. El monumental quiosco de la música es una de las obras señeras de la arquitectura en hierro de Asturias. Las artísticas farolas de hierro y la estatua de Pedro Duro, costeada por suscripción laboral, fueron fundidas en la propia fábrica a principios de siglo.
Estamos al lado del histórico Ferrocarril de Langreo (huelga recordar su amplísima historiografía) y ante el punto de arranque de las carreteras de Oviedo y Gijón, esta última, es la antigua Carretera Carbonera, que conviene no confundir con la moderna Autopista Minera, construida gracias a los fondos europeos, La sociedad Duro y Cía (o Duro Felguera desde el 22 de abril de 1900)  (Dos años después de la transformación de Duro y Cía en la "Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera", Rafael Fuertes Arias (1902, pag 273-297), le dedica un amplio capítulo en el libro "Asturias Industrial", digno heredero del que en 1884 había publicado su padre Máximo Fuertes Acevedo: "Mineralogía Asturiana", donde se había dedicado a "los Sres. Duro y Compañía" las páginas 133-137. Padre e hijo son citas obligadas en la historiografía asturiana. La empresa, en su centenario, encargó al profesor Germán Ojeda Gutiérrez (2000), el libro "Duro Felguera. Historia de una gran empresa industrial". Si bien es una obra digna del gran economista, se acusa el sesgo metalúrgico frente al olvido de lo que fue el gran sector minero de la compañía, principalmente en hierro y hulla.)  eligió este estratégico lugar para levantar su Fábrica Metalúrgica, que perduraría de 1858 a 1980.

Matasellos, centenario, Duro Felguera
Matasellos del centenario del Grupo Duro Felguera. En 1875, las empresas mineras más importantes que actuaban en la zona del Nalón, eran D´Eichtal y Cía., la Sociedad Mª Luisa, Herrero Hermanos y Duró y Cía. Las dos primeras, además de la Sociedad la Justa, de menor tamaño pero que venía operando desde treinta años atrás, se fusionaron en 1886 dando lugar a una entidad nueva, la Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias, popularmente La Unión. el impulsor de la fusión era el entonces joven ingeniero Luis Adaro y Magro. Al año siguiente, La Unión adquiere los grupos de Sama, Hermosura e Imperial, y Santa Bárbara. En febrero de 1900 la antigua Duro se transforma en la nueva Sociedad Anónima Metalúrgica Duro Felguera y en 1902, se fusiona con Herrero Hermanos. Por fin, las dos grandes entidades que se habían formado en el valle del Nalón, la Unión y Duro, se fusionaron a su vez en 1906, conservando la denominación de la segunda. con ello, el capital de la nueva empresa se situó en 48 Mptas en 96.000 acciones de 500 ptas., hoy preciado objeto de coleccionismo. En 1920, la sociedad, cuyos buques insignia eran entonces los pozos Sotón, Fondón y Mosquitera, compra las concesiones que poseían Felgueroso Hermanos al sur del río Nava, entre otras las minas Aramil, Bendición, Saús, La Moral, Barros, Ciaño y Rimoria-Barredos. Nace así el que sería el mayor gigante carbonero español durante medio siglo XX. A partir de 1926, la SMDF supera la mítica cifra del millón de toneladas/año de carbón lavado, el doble que cada de los otros buques insignia asturianos (Hullera Española, Fábrica de Mieres y Huellas del Turón). Superada la Guerra Civil, la Duro perfora los pozos de Mª Luisa, San Mamés, Cerezal, Carrio, Modesta y Venturo los cuales se integrarán junto con todos los activos mineros en HUNOSA en 1967, dedicándose desde entonces la Duro a la rama metalúrgica.(Fuentes: varias, en especial Miguel Sánchez  (1996), notas para el Archivo de Fondón).
Con esta tarjeta, el GRUCOMI, felicita a la empresa por el centenario alcanzado y dedica un emocionado recuerdo a los miles de hombres, mujeres y niños que aportaron a esta historia su trabajo y, en ocasiones, su vida.
(Reverso de la tarjeta del matasellos que Grucomi envió a sus socios en junio de 2000)

En sus 150.000 m2 de superficie (hoy reconvertido en el Centro de Empresas ValNalón) se han mantenido numerosas reliquias arqueo-industriales y se ha abierto el Museo de la Siderurgia (MUSI).
En la ladera que flanquea la vieja factoría felguerina, sitúa Ezquerra del Bayo en 1830 la histórica mina La Formiguera (conocida entonces como la mina de Tabla y Casuca, que eran sus explotadores). Aparece citada, entre otras, en el "Plano Topográfico" levantado por la célebre Comisión de Facultativos que él dirigió; y fue demarcada por Schulz en persona el el lunes 25 de marzo de 1839. (En 1930 lo recoge ampliamente el malogrado facultativo Julián García Muñíz (cuya pista se pierde en la Guerra Civil y que tres años antes había ayudado al ingeniero Patac al descubrimiento de ¡¡unos dinosaurios!! en el pozo Fondón))


Valnalón
En 1857, se funda en La Felguera la Sociedad Metalúrgica Duró y cía, contando con el apoyo de Camposagrado, Pidal, etc. Se proponía obtener el suministro de todo el combustible de "los abundantes y ricos criaderos de carbón de piedra que posee la empresa carbonera de Siero y Langreo". Dos años después encendió su primer horno de coque, mientras un industrial lechero (Gil, Elorza y Cía) pretenden hacerle competencia aquel mismo año fundando otra siderurgia en la margen derecha del río Candín (actual barrio de Urquijo).
Foto: Fernando Rodríguez, lne.es

En el extremo Norte de la actual ValNalón, a unos 50 m de la hoy coloreada chimenea de refrigeración, está el famoso Barrio Urquijo, inaugurado hacia el año 1920 por la Duro, la cual lo encargó al arquitecto Rodríguez Bustelo, a quien la empresa había contratado también para la construcción de otras viviendas, como las del Barrio de la Nalona (hoy Pilar) en Lada, y un reducido número de chalets destinados a personal directivo y técnicos. El contraste con las anteriores barriadas señala claramente dos épocas muy distintas.

Chalet de Ingenieros de Duro Felguera, en La Felguera
Chalet de Ingenieros de Duro Felguera, en La Felguera

EL ESCENARIO DE “LA GUERRA DE GIL"

El valle del río Candín se inicia en lo que eran los terrenos de La Vega, donde es justo lanzar una mirada al único vestigio que resta de lo que fue la primera industria que encendió un alto horno en el valle del Nalón. Moisés Llorden (1988) recoge con amplitud los avatares de lo que fue la Fábrica de Vega o de Gil, una pequeña siderurgia con la que un industrial lechero gijonés, Casimiro Domínguez Gil, pretendió competir en 1856 con los planes de Don Pedro Duro, frente a sus propias narices y en apenas la extensión de un campo de fútbol (9.000 m2). Para ello, el buen Gil fichó al mejor siderúrgico de la primera mitad del siglo XIX, el general de artillería Francisco Antonio de Elorza y Aguirre, entonces director de la Fábrica de Armas de Trubia. Pero la gran sombra de la Duro, el encajonamiento topográfico, el cese del general al frente de Trubia y, finalmente el Decreto de Aranceles del 27 de noviembre de 1862, que supuso la suspensión inmediata de la compra de mineral y de carbón, frenaron la viabilidad de la empresa.
El industrial lechero había conseguido encender su horno alto antes que el de la Duro, en abril de 1859 pero sólo permaneció en activo hasta finales de aquel 1862. Dos años después, el gato se comió al ratón, primero con ventajosos arrendamientos y después (1870) con una fácil y barata integración plena de la pequeña fábrica. Un edificio con un anagrama en piedra y la calle del General Elorza, es todo lo que resta de aquella breve pero heroica página de la historia industrial asturiana.

LOS POZOS CANDÍN

Comenzamos el ascenso por el valle del río Candín, un valle surcado por deshulles desde finales del s XVIII hasta inicios de este XXI. Flanquean su entrada dos pozos. En la margen izquierda el castillete del Lláscaras o San Enrique, abierto a cota 224, entre 1931 y 1933 (Este año 2013, un año después del cierre del pozo Lláscaras, GRUCOMI celebrará su 80º aniversario dedicándole el matasellos especial del Día de Santa Bárbara). En la margen derecha (en Respinedo, a cota 235), la torre de extracción del pozo Santa Eulalia o Cabritu, de 56 m de altura y que fue la primera en su género en Asturias, habiendo sustituido en 1973 al castillete con el que se había inaugurado el pozo en 1946.

Tarjeta con sello personalizado del castillete del Pozo Lláscaras

El pozo Santa Eulalia perteneció a la Sociedad Carbones de Langreo (SCL), que presidía el ya citado popular Manuel Suárez, El Cabritu; y el pozo San Enrique o Lláscara a la S.A. Minas de Langreo y Siero (MLS), teniendo características muy similares al pozo Pumarabule que la misma empresa explotaba en Siero.
Tras la integración en Hunosa, en 1967, el Cabritu y Lláscaras (que distan sólo 470 m y fueron un ejemplo de la atomización que había sufrido la cuenca central desde sus orígenes) fueron fusionados y unidos por la planta base (cota –455), que era la 8ª en Lláscaras y la 13ª en Cabritu. Se convirtieron con ello, respectivamente, en Candín-1 y Candín-2.

Castillete del Pozo Santa Eulalia o Candín I
 Pozo Santa Eulalia o Cabritu
Pozo Candín I

El pozo Lláscaras se abrió, con 4.50 m de diámetro y 250 m de profundidad inicial, equipado con máquina de extracción de vapor de 450 HP y jaula de dos vagones. Al igual que en Pumarabule, las distancias de sus galerías fueron cortas lo que retrasó el reemplazo de la tracción animal por la mecánica. No obstante, la ventilación y el desagüe fueron accionados eléctricamente desde su origen. En ambos casos la MLS lavaba producción a pie de mina, ascendiendo a unas 125.000 t/año de carbón vendible. En 1967 se incorporaron a HUNOSA, la cual los reprofundizó poco después hasta totalizar, en el caso del pozo Lláscaras, 10 plantas y una altura vertical de 473 m. Posteriormente se bajaron otros 180 metros más, siendo rebautizadas las plantas con nuevos ordinales, siendo la plata base la 8ª planta (cota –455), la cual se unió con la 13ª planta del vecino pozo Santa Eulalia.
A comienzos de 1973 se lanzó en dirección SW una galería de casi 1,5 km que, pasando por debajo del río Nalón, consiguió calar al pozo Fondón, quedando así unidos todos los pozos con la gran economía de medios que ello supuso.
La ladera que se alza por detrás del pozo Lláscaras se había explotado desde antiguo desde el Socavón del 1er piso (que con 800 m de longitud cortó las capas del paquete Sotón) hasta los pueblos de Riparape y Pajomal. Gran parte de la ladera sería ocupada una de las mayores escombreras de HUNOSA (invisible hoy tras intensa reforestación). Algo similar ocurrió durante más de un siglo en la ladera opuesta, dominadas principalmente por las minas de Respinedo y de Regadorio, donde el ingeniero Jesús Fernández llevó varios subarriendos. Ninguna de las bocaminas es visible.
Geológicamente, los pozos Candín 1 y 2 están en el flanco W del sinclinal de Sama y reconocen entre ambos la serie de capas que van desde el paquete Caleras hasta el Entrerregueras, siendo medio centenar el número de capas explotadas. Arrumban por lo general N45ºE, de forma bastante regular, y tienen buzamientos variables entre 50º y 80º e incluso invertidos.

Pozo Candín desde el cementerio
Pozo Lláscaras o San Enrique, profundizado por la S. A. Minas de Langreo y Siero.
Desde 1973 en Hunosa se llamó "Candín 2"

A 200 m del Grupo Regadorio se halla la antigua plaza de la mina perteneciente a las concesiones Rufina nº 885 y Gañona 2ª nº 1145, ambas de Campanal. Fue fundada en 1845 y cerrada en 1923 por problemas sociales y de mala gestión. Tras su cierre, fue adquirida por nuestro ya conocido "Cabritu", viviendo una época de modernización y esplendor, con Luis Lafont como ingeniero y Manuel Camporro como facultativo jefe. El nuevo empresario, el 1º de octubre de 1928, creó un adelantado Montepío o Caja de Socorros Mutuos para sus 130 trabajadores (obreros y empleados). Además, electrificó y mecanizó la mina, instalando cargaderos propios sobre el Ferrocarril de Langreo y alcanzando producciones insospechadas, siendo objeto de reportajes periodísticos. Agotadas las reservas de montaña, profundizó un pozo plano de 35º, cuya boca se abrió a cota 232 y descendió hasta 5ª planta (cota –7).
Aguas arriba de la mina Rufina-Campanal explotó el Grupo La Moral, entre los arroyos de la Nava (o de la Presa) y de la Corona, que vierten aguas al Candín por la derecha. Agotadas las reservas de montaña, se profundizó un pozo plano de sólo 76 m de altura pero que dado el escaso buzamiento de las capas permitió la explotación de algunos talleres aunque con escaso éxito. Ya en tiempos de HUNOSA, el pozo La Moral daría nombre a un prometedor campo tumbado donde las enormes inversiones que el INI destinó para mecanizarlo mediante 6 cepillos, se vieron frustradas por las "imprevistas dificultades geológicas".
Un kilómetro aguas arriba de La Moral se abre a la izquierda del río Candín, el arroyo de La Braña, cuyo curso bajo, de suavísima pendiente, sufrió grandes cambios geomorfológicos por efectos de la minería. Las labores antiguas explotaron el cierre Norte del Sinclinal de Sama en las capas de los paquetes Sorriego y Oscura, con lo que ello implica de cantidades impensables de carbón a cotas casi superficiales. La mina fue ascendiendo hasta ganar un desnivel de 400 m y calar a superficie con las capas del 9º y último piso. La última minería en esta zona fue un gigantesco cielo abierto que ocupó 1.500.000 m2 de superficie desde principios de los años 1980 y casi hasta el año 2000. La restitución paisajística fue modélica, al igual que lo fue toda la plaza del 1er piso (cota 290), con piscina, campo de fútbol, edificios y bocaminas reacondicionadas por el propio pueblo.

Bocamina 1º La Braña (1919) y cielo abierto

De allí parte la senda verde que era la vía por la que el viejo "trole" se introducía hasta las minas de Saús que luego veremos. Es un paseo de casi 5 km, muy aconsejable.

POZOS MOSQUITERA

A 800 y 1.500 m respectivamente desde la desembocadura del arroyo de La Braña, Duro Felguera abrió los pozos Terrerón y Mosquitera, siendo éste el más antiguo (1927) y aquel el más moderno (1942), si bien la reconversión del año 1973 permutó su estructura haciendo del viejo el más nuevo al sustituir el castillete por una torre de extracción. Entre un pozo y otro discurre la frontera entre los municipios de Langreo y Siero.

Pozo Mosquitera
Castillete del pozo Mosquitera hacia los años 1930. Fue profundizado en 1926

Torre de extracción de Mosquitera
En 1973, el castillete se convirtió en torre de extracción

Para acceder a los pozos Mosquitera es necesario cruzar las vías del ferrocarril a la altura de la localidad de Tuilla (la última barriada obrera de las 14 con que cuenta Langreo). Hacia la izquierda, nos adentramos por las ruinas del “tallerón”, que casi tapa la histórica boca de la mina La Mosquitera, abierta en 1844, en el lugar de igual nombre. En 1868 el Coto Minero de "La Mosquitera" sería concedido a una compañía formada por las sociedades D’Eichtal, Marqués de Guadalmina y Barón del Castillo de Chirel y otros en los que estaba incluso algún miembro de la familia imperial rusa. Posteriormente, las minas del Coto Mosquitera pertenecieron a la Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias la cual fue absorbida en 1906 por Duro Felguera, profundizando ambos pozos, el primero iniciado en noviembre de 1927 y terminado en 1929, mientras que el segundo (Terrerón) se inició en 1942 siendo puesto en producción en 1946.

Pozo Mosquitera 2,  Terrerón
Pozo Mosquitera nº 2, Terrerón. 
Duro Felguera inició los trabajos previos el 9 de enero de 1942.
Se inauguró en 1944 y cerró 44 años después, en 1988.
Pozo Mosquitera 2,  Terrerón

Sus concesiones se extendieron por varios concejos, con un total de 819 Ha. Desde el punto de vista del patrimonio industrial, estamos ante un sitio de impresionante historia, tal como atestigua la placa centenaria de D’Eichtal et Cie. que figura a la entrada del viejo socavón de La Mosquitera, que, con sus casi 4.100 m de longitud, ostenta el récord de España en cantidad de capas de carbón cortadas, llegando a unirse con las minas de Canto Medio por las que pasaremos al final de la ruta. En posición simétrica con dicha placa, había otra de similar factura (casi 1 tonelada de hierro fundido) que representaba el emblema de la compañía y que fue robada con total impunidad en algún momento de los años 1990s.
La Mina Mosquitera, bajo la dirección de Luis Adaro, contó con el 1er lavadero mecánico de Asturias, fabricado por la casa alemana Humboldz (Alvarez Areces, 1996). Sustituía a los viejos “mojaderos” que ya funcionaban en Asturias en 1880. (De los lavaderos históricos no queda rastro alguno, de hecho, tras el derribo total del lavadero de Modesta en mayo de 2009, en toda la cuenca central ya sólo queda el moderno lavadero del Batán, en Mieres. Uno tras otro han ido desapareciendo sin dejar huella alguna, además de los ya citados de Mosquitera y Modesta, los lavaderos de La Hullera, en Sotrondio; Carrocera, en El Entrego; Samuño, en Langreo; Pumarabule, en Carvayín; Solvay, en Lieres (con elementos que aún tenía del siglo XIX); La Cuadriella, en Turón; Sovilla en la desembocadura del río Aller, etc.)


Primer Encuentro de Escritores de la Mina de GRUCOMI, ante el pozo Mosquitera
Primer Encuentro de Escritores de la Mina de GRUCOMI, ante el pozo Mosquitera

El Mosquitera nº 1 tuvo alcanzó una profundidad de 566 m hasta la 8ª plta y el nº 2 llegó a los 480 m de profundidad con 4,50 m. de diámetro. El 22 de diciembre de 1989, un dramático incendio, que causó la muerte de 4 trabajadores de una subcontrata de HUNOSA, forzó el cierre de la explotación.

POZO ROSELLÓN O CORUXONA

A medio kilómetro aguas arriba de Mosquitera-1 y también en la orilla izquierda del río Candín, la Sociedad Hulleras de Rosellón profundizó en 1917 el pozo Rosellón, Coruxona o Curuxona. En 1932, la concesión fue adquirida por Duro Felguera al ingeniero Francisco de Orueta y a la familia Figaredo. El pozo alcanzó 167 m de profundidad en cuatro plantas, situando la planta base a la misma cota que la 2ª planta del vecino Mosquitera.

Pozo Coruxona
Pozo Coruxona
(Hulleras del Rosellón, 1918)

Esto permitió que Duro Felguera lo incorporase como auxiliar. Del pozo sólo queda el recuerdo de una foto del castillete y la esbelta chimenea de ladrillo que aún se yergue en su plaza como mudo testimonio de la era del vapor. Detrás de ella se abre la angosta bocamina del 1er piso, con anchura de apenas una braza y por la cual mana un abundante caudal de agua que beben los lugareños.

LAS MINAS DE SAÚS

La minería en el pequeño y angosto valle del arroyo de Saús (cabecera del río Candín) se remonta a los comienzos en el siglo XVIII, fechas a las que lleva la significativa concesión Hornaguera del Prado donde se abrió la bocamina del 1er piso (cota 312). Su desarrollo comenzaría a finales de los años 1850s, pero como empresa seriamente planificada habría que esperar a finales del siglo, con la llegada de los Hermanos Felgueroso. (El hondo recuerdo a la grandeza humana y empresarial de los Felgueroso se refleja en el libro "Los hermanos Felgueroso y la minería asturiana" (1999), escrito por un nieto de los Felgueroso, el pintor Carlos Roces Felgueroso, junto con su hijo Bernardo Roces Montero. En la Ruta de los Pozos y las Sombras volveremos a recordarlos con el el grupo escultórico que en 1962 se les erigió en Ciaño de Langreo.)


Hermanos Felgueroso
Hermanos Felgueroso


Tarjeta matasellos feria muestras Hermanos Felgueroso
En el matasellos de la Feria de Muestras de agosto de 2001, con la tarjeta de Grucomi conmemoramos los 100 años del inicio de una epopeya minera: la de los Hermanos Felgueroso que, a primeros del año 1901, se lanzan a demostrar una teoría en la que pocos geólogos creían (Patac y el gran Lucas Mallada, que los asesoraba según ellos): debajo de Gijón podía haber carbón. En el libro que ilustra la tarjeta, nos dicen que "en el mes de noviembre las muestras (del primer sondeo) extraían terreno carbonífero a los 160 metros de profundidad. En diciembre el balance era inmejorable: a 200 y a 234 m se habían cortado tres poderosas capas de carbón de una calidad excelente". Pronto se lanzaron a perforar el pozo nº 1, sin embargo, los numerosos problemas financieros (recelos de las empresas, desconfianza de los bancos) y las frecuentes dificultades geológicas (aguas, fuegos, derrumbes) llevaron a los hermanos al borde de la ruina. Con tesón y fe en la idea arriesgaron hasta el patrimonio familiar. Por fin, después de ¡30 años ! de lucha contra todo y contra todos, unos mineros consiguieron abrazar aquellas piedras negras que habían permanecido ocultas durante 300 millones de años. Nacía un nuevo pozo: La Camocha. (Reverso de la tarjeta del matasellos que Grucomi envió a sus socios en agosto de 2001)

En esta misma cabecera del valle, a la salida del propio pueblo de Candín, se hace constar en algunos planos un “pozo antiguo” del que sólo sabemos que se abría a cota 296 y, curiosamente, a la altura de la capa Inglesa, dentro de las propiedades de Emilia Presa Díaz. A su lado figura en algunos planos una bocamina relativamente reciente también emboquillada en la capa Inglesa y guiada al menos durante 300 m. hasta el testero de fecha 3-9-1963. En la margen contraria del arroyo, Maximino G. Jove tuvo una mina que explotó al menos hasta febrero de 1929.

Pozo plano Saus, profundizado con anterioridad a 1910 por los hermanos Felgueroso.
Foto: José Hortensio Velasco Rabanal

En similar posición al denominado “pozo antiguo”, encontramos a 400 m aguas arriba las antiguas instalaciones del pozo Saús en cuya plaza llegó a ubicar una de sus residencias la propia familia Felgueroso y donde aparecen las tres bocaminas a partir de las cuales bajaron otros tantos pozos-planos paralelos. Cada pozo iba dedicado a uno de los tres hermanos, siendo el principal el Pozo Víctor, profundizado con anterioridad a 1910 hasta los 123 m de profundidad de la 3ª planta. Las plantas de explotación fueron también tres, deshullando los grupos denominados Sur y Escondida. Al pozo principal lo flanqueaban los dos pozos auxiliares, bajando uno hasta la planta 1ª (o planta 20 y 70 por ser esas sus profundidades).
En las laderas Norte y Este se abrieron al menos cinco pisos, entre las cotas 312 (piso 1º) y 486 o piso 5º. Al sur del pozo Saús se explotaron al menos los pisos el 1º Pumar y 3º capa Corina. De ninguno de ellos hemos podido localizar restos significativos.
En cambio, como si la naturaleza quisiera hablar mediante señales, hacia 1968 surgió en esta zona una llama de grisú que anunciaba la muerte y el silencio que se empezaba a cernir sobre el valle. Es el llamado Mecheru de Saús, que alumbró hasta que lo apagó la codicia del acondicionamiento turístico en la última década del milenio. (Curiosamente, a los hermanos Felgueroso se les había presentado una metáfora igual pero a la inversa, cuando buscaban tenazmente bajo el Mesozoico de Gijón el carbón que explotaría el pozo La Camocha. Se trata del famoso Mecheru de Caldones, emanación de grisú que afloró en la noche del 20 de enero de 1915, iluminando aquellos campos gijoneses durante largo tiempo.)
Por el valle de Saús se adentró una línea ferroviaria de casi 2 km. que enlazó con la del FC de Langreo y de la que restan algunos vestigios de interés, sobre todo el túnel situado en la cabecera del río. Fue perforado bajo el cordal de la Cruz con 1,5 km. de longitud para enlazar con la famosa línea de los Ferro-Carriles de San Martín-Lieres-Gijón-Musel ferrocarril, titánica obra prácticamente construida pero nunca inaugurada. Suárez Antuña (2003) escribió sobre ella.
El arroyo de Saús alimentó desde el año 1923 una pequeña hidroeléctrica cuyos avatares irían directamente ligados a los de la minería del entorno, tal como recogió en 1998 Julio Díaz al documentar el 75 aniversario de la "Electra de Carbayín".


Estación eléctrica de la mina Saús
Estación eléctrica de la mina Saús, de la Sociedad Felgueroso Hnos.
Foto: Emilio Pérez Corte

Al pie del valle Saús, a donde regresamos para retomar la ruta por la carretera que nos subirá a Carbayín, contemplamos otro hito industrial de amplias referencias documentales: la Boca Sur del túnel de Carbayín del FC Langreo-Siero. El túnel de Carbayín, situado en La Curuxona y de casi un km, fue durante 120 años un pulso permanente de la ingeniería contra las fuerzas de la montaña. Junto con él varias otras estructuras y construcciones avalan aquella lucha de titanes. Entre La Felguera y Carbayín, el tren tenía apartaderos y cargaderos prácticamente en todas y cada una de las empresas que hemos recorriendo. De abajo arriba, las siguientes: Unión Hullera, Lláscaras, Sta Eulalia, Respinedo, Campanal, Agüeria, La Moral, Nuestra Señora del Pilar, Mosquitera, Severa y Boca Sur. En la Boca Norte del histórico túnel nos espera el pozo Pumarabule.

POR TIERRAS DE SIERO. LOS ORÍGENES

Las capas de carbón de Siero, por su posición orográfica y geológica, habían de estar por fuerza entre las primeras exploradas y explotadas en la Cuenca Central Asturiana, siendo, sin duda, el concejo cuna de la minería en la Cuenca Central Asturiana.
Pese a que la primera referencia histórica sobre la minería del carbón en Asturias narra el descubrimiento de una mina en la costa, (en Arancés, cuenca de Arnao), a fines del siglo XV (Aramburu, 1898) o el 13 de diciembre de 1569 (Fernández Penedo, 1969), o incluso el 15 de noviembre de 1625, en el "Arones" que pudiera ser Arenas (Siero) según Mañana Vázquez (2000), el comienzo de la historia del carbón asturiano, a escala industrial, cabe ubicarla en este último concejo de Siero, y fecharlo en la primera mitad del s XVIII, quizá hacia el año 1737, según extrapolamos de la cita que en 1762 hizo el médico Gaspar Casaly, sobre todo, en la referencia que hace en 1787 Antonio Carreño y Cañedo. Obviamos aquel famoso texto por suficientemente difundido y evitamos mayores fárragos cronológicos, sin embargo, para los propósitos de nuestra ruta, sí nos interesa el relato del mismo autor cuando delimita orográficamente la zona de las primeras minas de carbón y que tres años después Jovellanos lo utiliza (probablemente) para realizar sus famosas Expediciones de Minas. Extractamos así aquella primera demarcación: “ ... En la Venta de la Cruz que se halla en el confín de los concejos de Siero y Bimenes en una montaña seguida, que desde dicha venta se entra por la parroquia de Valdesoto y va a terminar en la de San Andrés del concejo de Langreo junto al puente de La Oscura ... Será toda ella de 2,5 leguas de largo y 1/4 de legua de lato y toma diferentes nombres de los lugarcillos que contiene, a saber: La Cruz, la Llobera, Saús, el Carbayín, La Comba, la Honoria, el Rosellón, Boeres, Riparapio, Las Piezas, Campanada, Pajomal y La Oscura ... Contiene esta montaña en el frente Norte suficiente carbón para abastecer muchos siglos toda Europa, pues no bajan de 500 sus minas, aunque suele parecer una misma 3 o 4 por estar en otras tantas partes abierta. 
No se ha hallado hasta ahora el fondo de algunas de ellas y su espesor horizontal es de 2 hasta 8, 10 y aún más varas, de que creo que haya pocos ejemplares en el mundo”. (Todo ello aparece profusamente documentado en los libros de Don Luis Adaro Ruiz-Falcó, 1973 y 1981. De acuerdo con el prontuario de la Memoria Minera que pretenden ser las Rutas de los Castilletes, obviamos más información así como el famoso texto de Carreño (1787): "Tomó fuego, hará unos 50 años, el monte Carbayín...". Fandos Rodríguez (2009) trató de esclarecer el confusionismo existente con respecto a las citas más antiguas sobre explotaciones de carbón en Asturias.)
En aquella etapa se realizaron varios informes que forman parte de los fundamentos historiográficos de nuestra minería. Recordemos, básicamente los de Gaspar Casal-1762 y Carreño-1787, los del conde de Toreno en 1781, Antonio Valdés en 1789, Fernando Casado de Torres en 1791 y sobre todo Jovellanos quien en sus “Diarios” relata sus tres Expediciones de Minas, describiendo las minas de carbón entonces existentes en Asturias. (Antonio Carreño y Cañedo, 1787. La bibliografía para ampliar estos datos y las Expediciones Mineras de Jovellanos, es amplísima, pero una valiosa recopilación fue hecha por Adaro Ruiz-Falcó (2003): "Jovellanos y la Minería en Asturias".)


Sello y matasellos de Jovellanos
Correos emite, de nuevo, un sello del Ilustre Baltasar Melchor Gaspar María de Jovellanos y Ramírez, nacido en Gijón en 1744 y fallecido en Puerto de Vega en 1811. Es el representante más genuino de la Ilustración española. Fue un hombre culto, abierto, fecundo y ejemplar que se caracterizó siempre por un hondo patriotismo y una gran preocupación por los distintos problemas de España. Su espíritu crítico y renovador se plasman en una preocupación constante por reformar las instituciones y costumbres vigentes. Tras sus estudios de filosofía y leyes se dedica a la vida pública: en Sevilla entra en contacto con importantes ilustrados de la época. Su ejercicio en Madrid como alcalde de Casa y Corte y como miembro activo de distintas academias y otras instituciones le sirve para difundir sus nuevas ideas. Tras la muerte de Carlos III su suerte cambia: es apartado de la Corte con pretexto de un cargo en Asturias. Aprovecha para viajar por Cantabria, Asturias y el País Vasco para conocer la situación de las minas de carbón y las perspectivas de su consumo, ya que se había mostrado favorable al aumento de la producción, para lo cual era preciso liberalizar la explotación de mineral. Presentó nueve informes con los resultados de su comisión y consiguió que se liberalizase parcialmente la explotación de carbón en 1793.[ En Gijón funda el Instituto de Estudios Asturianos, con el que pretende favorecer el desarrollo de la región. Además publica una obra “el Instituto” donde se enseña con espíritu crítico, abierto y moderno, ciencias naturales y lenguas modernas. En 1797, Godoy le nombra Ministro de Justicia. Sin embargo las fuerzas reaccionarias opuestas a su espíritu reformador, promueven su cese y lo logran. De nuevo regresa a Gijón. Se le acusa de hereje entre otras cosas, y en 1801 es detenido y deportado a Mallorca donde es mantenido preso en la cartuja de Valldemosa y en el castillo de Bellver. José Bonaparte le libera tras la invasión francesa (1808) y le ofrece un nuevo cargo de ministro. Jovellanos, con una salud muy deteriorada ya, lo rechaza y no duda en ponerse al lado de quienes se levantan contra los invasores. Es suya la frase: "Yo no sigo un partido, sino la santa y justa causa que sostiene mi patria."  (Más información en www.jovellanos.org/es/ la web de la Fundación foro Jovellanos) (Reverso de la tarjeta del matasellos que Grucomi envió a sus socios en octubre de 2011)

Un año después de que en 1999 presentáramos esta Ruta de los Orígenes, en el congreso de SEDPGYM, en Bélmez (no publicada en las actas), el ingeniero e historiador sierense Ramón Mañana Vázquez publicó el libro "Carbayín 1615-1883. Interpretación sobre el terreno de las fuentes documentales de la primera minería hullera". Analiza la 3ª Expedición de Minas que Jovellanos realizó del 20 al 25 de octubre de 1790, pero siendo confusos algunos de los viejos topónimos y prescindiendo Mañana Vázquez (2000) de los frecuentes criterios geológicos que Jovellanos intercala ("veta colocada verticalmente; ... algo echada sobre poniente ... Se trabaja 50 varas dentro; siguiendo la dirección del sur, vuelta a poniente ... Algunas minas antes de bajar, casi horizontales y con exposiciones entre oeste y sur ..., etc) cabe ampliar la ruta de Jovellanos más allá de los límites de Siero pues tras pasar por Valdesoto y Pumarabule ascendió (creemos) hasta la Venta del Aire, balcón natural sobre Langreo ("Deliciosa vista del valle de Langreo", dice Jovellanos) y bajó (posiblemente) hasta la Vega del río Candín, donde pudo ver las proto-minas allí abiertas, como la mina "del Soldado", quizá en la Boca Sur del FC de Langreo o puede que en la cabecera del propio arroyo de Saús; la mina "llamada del Madrilanu, por quien la beneficia", que ubica en el sitio llamado "del So´l Foru" y que ha de corresponder a alguna de las capas del río Candín que llevan dirección SO y son verticales o "algo inclinadas al Norte" (es decir, buzando al Sur). Desde el alto de La Cruz divisa Feleches, “donde se hallan cuatro minas grandes”, las cuales, muy probablemente correspondan a las minas de Lieres pues en el propio Feleches es imposible que exista carbón. Cita la "mina grande del monte de Lieres ... a un tiro de fusil del Plantío Real" y dice que fue explotada por los ingleses en galerías o "cuevas" y que estaba al frente de la explotación don Policarpo Fernández "por estar ausente el inglés". Curiosamente, en los valles de Saús y Pumarabule nos queda como patrimonio inmaterial lingüístico una capa llamada “Inglesa”.
Entre las muchas citas que hace Jovellanos reflejemos las de la mina de la Riega del Coplu (En esta mina, de la empresa semipública Compañía San Luis o Pumarejo (que Jovellanos criticaba con acritud por sus afanes monopolísticos) se tiene la primera referencia de un accidente mortal en las carboneras asturianas. Fue citado por primera vez por Evaristo Casariego en 1949 e investigado años después por don Luis Adaro Ruiz-Falcó quien averiguó que se trató de un derrumbe por inundación en el que murieron dos picadores.)(ubicada sin duda cerca del pozo Pumarabule) y el incendio del lugar del Corripu (parroquia de Valdesoto). Por último, cita Jovellanos la Mina en el Solano, también de los ingleses. Esta mina es de fácil situación en el confín de los concejos de Siero y Nava, con la única salvedad de que la antigua aldea de El Solano fue totalmente destruida por hundimientos mineros y la nueva, de igual nombre, se sitúa a cota algo inferior.
En el informe que Jovellanos eleva al Rey al año siguiente (el 10 de mayo de 1791) (Informe recogido íntegramente y comentado con detalle por Luis Adaro Ruiz-Falcó (1981, pag 275 a 309)) nos da otra pista de situación, en este caso geológica, cuando dice que la veta tenía de 28 a 30 pies de ancho (unos 9 m) y estaba "tendida casi horizontalmente, ceñida de buenos costeros, sin rocas, sin aguas, ni otro estorbo alguno", lo cual sólo puede corresponder a un afloramiento de la 4ª Generala entre el arroyo de Pelgón y la riega de Piedra Nidia, donde un ojo geomorfológico aun puede observar zonas de antiquísimos hundimientos mineros. Por cierto que los planos de labores que los belgas que realizan a principios del siglo XX en Lieres, anotan frecuentes “minados antiguos” muy superficiales y a modo de bolsadas o grandes “cuevas” que es lo mismo que apunta, con rigor, el preclaro Jovellanos, cuyas Expediciones merecerían un detalle al que sentimos no dedicar más atención.
Tras aquel nacimiento de la minería en la cuenca central en la segunda mitad del s XVIII, se produce una época de oscuridad en el carbón asturiana, tal como constata el presbítero Pereda en 1814. Sin duda el rotundo fracaso que habían tenido las Reales Minas (algo así como la Hunosa de aquellos años) dejaron una sociedad en la que queremos ver el mismo descreimiento que hoy palpamos en nuestras cuencas.
Un tímido revulsivo comenzaría a producirse a partir de la Ley Minera de 1825, tomando impulso una década después, cuando en Castrillón nace la Real Compañía (Arnao, 1833) y en Langreo y Siero irrumpe en 1836 el Marqués de las Marismas (el financiero D. Alejandro Aguado). Renacen así las labores en la zona de Pumarabule, por parte de la Sociedad Aguado, Muriel y Cía. y Schulz (1838) deja escrito que podían “estimarse en más de cien bocas las carboneras abiertas".


Marqués de las Marismas, D. Alejandro Aguado
Marqués de las Marismas, D. Alejandro Aguado

Por desgracia, en una de esas ironías de la Historia, el 2 de abril de 1842, Aguado muere de una apoplejía, en Gijón, a donde había llegado para inaugurar la vieja idea jovellanista de la Carretera Carbonera. Con su muerte Asturias sufre el aplazamiento de muchas de las ideas que había prometido aquel benefactor afrancesado (explotación a gran escala de los yacimientos, construcción de un ferrocarril, un puerto carbonero, etc). Quedaba abierto el camino para que tres años después, en 1845, las golosas empresas del Marqués de las Marismas fueran subastadas y pasaran a manos del grupo dominado por Fernando Muñoz Sánchez, Duque de Riánsares y esposo de la Reina Mª Cristina, y posteriormente a las del grupo constituido por Su Alteza Real la Gran Duquesa de Leuchtemberg y el Barón d'Eichtal, desembocando finalmente en la Societé Houillère et Metallurgique des Asturies, que había sido fundada por el financiero Numa Guilhou en París en 1865. (Extractamos igualmente aquí una parte fundamental de la historia industrial de Asturias, que aparece recogida en varias publicaciones, entre las cuales resultan especialmente meritorias la de Ojeda Gutiérrez (1987) y las de Coll Martín y Sudriá i Triany (1987).)

POZO PUMARABULE

El pequeño valle de Pumarabule, tras la larga y aún así extractada historia que acabamos de repasar, sufrió un espectacular desarrollo con la constitución de la S. A. Minas de Langreo y Siero en 1925, para explotar las concesiones que hasta entonces habían pertenecido a la Sociedad Fábrica de Mieres. La nueva sociedad reabrió los tres viejos grupos que, separados geográfica y geológicamente, venimos viendo a lo largo de nuestro recorrido: El Viso, Lláscaras y Pumarabule.

Escultura  médico mina Fernando Huergo, Pozo Pumarabule
Escultura del médico de la mina Fernando Huergo, con el Pozo Pumarabule al fondo.

El pozo Pumarabule o Marta, aparece en ocasiones denominado popularmente como “Pozu la Muerte”, quizá debido a las antiguas referencias a accidentes. Fue perforado en el año 1916 por el arrendatario de Fábrica de Mieres, Joaquín Velasco, que era dueño por entonces de las minas Coto Musel (Laviana). El 24-2-1917, llevaba profundizados 120 m. y ese mismo año entraría en producción.
Cuenta con dos pozos verticales y por tanto con sendos castilletes. El de menor profundidad (Marta-1), fue el primero en ser profundizado, desde la cota 286 y hasta llegar a 242 m de profundidad, con 6 plantas, 4.30 m de diámetro y jaulas de dos vagones accionadas por una máquina de extracción de 365 caballos de fuerza.


A 50 m de distancia y a la misma cota se perforó hacia el año 1945 el pozo Pumarabule o Marta-2, previsto para una profundidad de 470 m con 5.65 m de diámetro y equipado con máquina de extracción eléctrica, con jaulas de 4 vagones. La producción se lavaba por entonces en una instalación anexa al grupo y alcanzaba 144.000 t de carbón vendible. Posteriormente este pozo sufriría otros tres etapas reprofundización hasta alcanzar 578 m en un total de 13 plantas, si fueron reordenadas hasta denominar a la más profunda como planta 8ª (cota -292).
Geológicamente, el pozo Pumarabule se abrió en el flanco oriental del Sinclinal de Sama, explotando hasta 36 capas, bastante regulares, arrumbadas N10ºE y con fuertes buzamientos de más de 70º e incluso invertidos al W. La serie estratigráfica abarca entre los paquetes Generalas y Entrerregueras, siendo las capas principales las siguientes: Floja, 3ª, 2ª y 1ª Terruca (todas del paquete Generalas), Peña del Aguila y 1ª Carbonera (ambas capas del paquete San Antonio), Peñón, Payona, Inglesa, Peñuca, Bautista y Burro (del paquete Mª Luisa); Vizcaína, Valles, Roja, Aislada, Cabra, Cobarde, Maroma, Cro Maroma, Raposa, Segundina, Sucia, Gocha, 3ª, 2ª y 1ª Fayonas, Vena Nicho y Modesta (todas del paquete Sotón) y, finalmente, Madama, Estefanía, Adolfa, 1ª, 2ª y 3ª Fuente, todas del paquete Entrerregueras, que es el que cierra la serie por el techo.

Matasellos del pozo Pumarabule
El origen de la etapa industrial hullera en la cuenca central asturiana se sitúa en el famoso informe que en 1787 escribe Antonio CArreño: "Tomó fuego hará unos cincuenta años el monte Carbayín (...) y, habiéndo ocurrido por casualidad de comunicarse a unas minas de carbón de piedra que contiene, adquirió tal incremento que conservó la lumbre por espacio de cinco meses (...)". Jovellanos describe en 1790 numerosas minas de Siero citando en una de ellas (la Riegla del Coplu, hoy Pumarabule) el primer accidente mortal datado de nuestra minería. Cita también varias minas explotadas por los ingleses y critica la creación de la primera empresa minera asturiana, la semipública y con capital inglés Compañía de San Luis, a la que acusa de monopolística. En 1836, se inicia otra etapa cuando el Marqués de las Marismas funda la Aguado, Muriel y Cía. y desata una auténtica fiebre de capitales alóctonos, dando lugar, años más tarde, a las primeras grandes empresas del concejo de Siero: Solvay y Cía., de capital belga, y Carbones de Langreo y Siero, entre cuyos socios figuraba el Duque de Riánsares, esposo de la Reina Mª Cristina, y que luego adquiriría Numa Gulhou para Fábrica de Mieres. Termna el siglo XIX con un nuevo pero desconocido hito también en la zona de Pumarabule: la apertura del que podría ser el primer pozo hullero por debajo de los valles de la Cuenca Central, el Pozo Paulina del que apenas quedan unos restos edifiles. En Siero llegaron a coexistir siete pozos de los cuales sobreviven (dic, 2000) dos: Pumarabule y Lieres, siendo este el más profundo de la cuenca.  (Reverso de la tarjeta del matasellos que Grucomi envió a sus socios en diciembre de 2000)

El campo de explotación tuvo corridas medias de 1.500 m. Hacia el Norte todas las labores fueron chocando contra el Cretáceo, a distancia de unos 500 m del pozo, mientras que hacia el Sur limitaron con las labores del pozo Mosquitera, al cual acabó englobando al Pumarabule como unidad de arranque..
La Orden Ministerial del 31 de octubre de 1990, que generaría el cierre de medio centenar de minas en España hasta el año 1992 (al menos a 18 ubicadas en Asturias), así como el eufemísticamente denominado Plan de Futuro de HUNOSA (1991/93), señalaron el cierre del pozo Pumarabule, considerando agotadas sus reservas. No obstante, la presión sindical y social consiguió prolongarle la existencia, siendo considerado como "un pozo indultado" hasta el cierre definitivo en el año 2005.

POZOS TORAL y ARAMIL

Desde Pumarabule salimos hacia el NE por la carretera de Lamuño y a 1 km. de este pueblo, tomando una pista que sale hacia el Este, llegamos en un km más hasta lo que fue la plaza del pozo Toral, que perteneció a la Duro Felguera y alcanzó 206 m de profundidad, con 3 plantas entre las cuales explotó el paquete Generalas a lo largo de durante 1.300 m.
De este pozo sólo restan las ruinas de la casa de máquinas y, sobre todo, la bocamina del 1er piso y una gran chimenea, menhir-industrial de ladrillo que veremos luego desde el alto de La Cruz cuando iniciemos el cierre de la Ruta.
Antes de llegar a Lieres aun podemos realizar un último desvío para acercarnos al pozo Aramil adentrándonos por el arroyo de igual nombre. Fue perforado y explotado por la misma Sociedad que explotó el pozo Saús, es decir: los hermanos Felgueroso. Después de deshullar entre los pisos 1º y 6º (de cotas 284 a 430), profundizaron el pozo en el año 1918. Incorporada la Sociedad a Duro Felguera, ésta lo reprofundizó en 1941 hasta la 6ª plta. (cota -50), alcanzando una profundidad total de 365 m y uniéndolo con el pozo Toral por dicha planta base. El castillete de Aramil fue el del viejo pozo Pontico (Sama de Langreo) y tras el cierre de creemos que fue vendido a las minas de Espiel (Córdoba).

MINAS DE LIERES

En 1790, el mismo año en que Jovellanos realiza sus expediciones de minas, se funda la Compañía de San Luis o de Pumarejo, si bien debía mantener ya con anterioridad algún tipo de laboreo pues en 1783 dicho José Oruña Pumarejo tenía almacenados 7.000 quintales de carbón, y en noviembre de 1789 había tenido tuvo lugar el accidente de la Riega el Coplu, en una mina de aquel mismo propietario. Pese a la visión jovellanista sobre las pretensiones monopolísticas de la Pumarejo, puede considerarse como el primer intento serio de explotación hullera sistematizada en los yacimientos asturianos. (La compañía de Pumarejo puede considerarse como la primera empresa privada importante que en el campo de la minería se crea en Asturias, pero un año después podía darse ya por fracasada a finales de 1792 (Pérez Lorenzo, 1998). Tenía participación importante de capital y técnica inglesa, así como de algunos importantes cargos españoles como el propio Francisco Angulo, Director General de Minas.)
En 1858, según un informe del ayuntamiento al Gobierno Civil, se beneficiaban ya en el concejo de Siero, 15 minas de carbón: 3 en Lieres. 6 en Valdesoto y 6 en Arenas (4 según otros autores). No obstante, lo habitual entonces era que las explotaciones fueran llevadas por los propios labradores de las fincas en las cuales afloraba el mineral, cuyo arranque compatibilizaban con las tareas agrarias. Esta particularidad, que daría lugar al denominado “obrero mixto” ha sido tratada intensamente en la historiografía de los últimos años. En este sentido, el poblado minero que Solvay construyó en Lieres, junto con el que levantó la SHE en Bustiello (Mieres) son paradigmas ampliamente estudiados por sociólogos y geógrafos, existiendo una amplia bibliografía al respecto. (Véase en especial Sierra Álvarez (1990): "El obrero soñado. Ensayo sobre el paternalismo industrial. Asturias 1860-1917" (libro que se convertiría en un referente para numerosos otros); y García García (1996): “Practicas paternalistas. Un estudio antropológico sobre los mineros asturianos".) 


minas de Lieres
En 1903, las minas de Lieres, que Jovellanos había recorrido en 1792, pasan a la sociedad belga Solvay & Cia, de los hermanos Ernesto y Alfredo Solvay, quienes adquieren la concesión Fraternidad. Entre 1905 y 1906 comienzan las explotaciones y, hacia 1919, profundizan el pozo nº 1.
Foto del Ayuntamiento de Siero

En 1903 las minas de Lieres (concesión "Fraternidad") pasaron a la sociedad Solvay & Cia, que unos años antes habían fundado en Bélgica los hermanos Ernesto y Alfredo Solvay, con sede en Bruselas. Entre 1905 y 1906 comienzan las explotaciones de montaña y hacia 1919 las de pozo, que fue profundizado a partir de la cota 284 y alcanzó 810 m, hasta el llamado nivel 780, que hacía la planta nº 16 en la historia de la explotación y convertía al pozo Solvay o Lieres en el más profundo de la Cuenca Central.

Uno de los castilletes de Sovay.

En su etapa final fue incorporado a Hunosa y rebautizado como "Pozo Siero" en un intento poco serio de burlar las exigencias de cierre que venían desde Bruselas y que se materializaron en diciembre de 2001 ante la casi indiferencia social por la explotación y más aún por las amenazas que se cernían sobre el patrimonio. En abril de 2003, durante las jornadas del 2º Encuentro de Escritores de la Mina, el equipo investigador formado por Txema Ordóñez, Pedro Fandos y José Antonio de San Antonio (GRUCOMI), presentó el trabajo "Minas de Lieres, un centenario sin velas que soplar". Al año siguiente, Pedro Fandos, publicó el artículo "Lieres: un brillante pasado, un incierto futuro".
Ante la negligencia de los famas, que hicieron papel mojado de la Ley de Patrimonio, y ante el silencio cómplice de los cronopios que en otras ocasiones habían dedicado sus sensibilidades a las minas de Lieres, la centenaria plaza del histórico pozo fue arrasada, dejando sólo los dos castilletes como mudos y descontextualizados testigos.
Con el señuelo del empleo que traería la empresa Alas Aluminiun, se llegó a enfrentar políticamente a los vecinos (nosotros mismos, durante una conferencia, sufrimos los insultos del alcalde Juan José Corrales). Finalmente, Lieres tampoco vio la llegada de Mr. Marshall, y Alas, necesitada de más espacio, levantó el vuelo hacia terrenos de Langreo. Hoy Alas Aluminiun está cerrada, siendo uno de los símbolos del fracaso reindustrializador de las cuencas.
En cuanto al poblado minero de Lieres, digamos sólo que en apenas la mitad de un kilómetro cuadrado, muestra un rico patrimonio casi equiparable al de Bustiello (Mieres).
Los dos castilletes (de factura y personalidad únicas), la esbelta chimenea de ladrillo, los viejos barracones, la magnífica planoteca del pozo (con numerosísimos documentos en francés y planos de ferroprusiato, hoy depositados en el Archivo Pozu Fondón) y, en fin, los lazos con la minería centroeuropea y su excelente red viaria, deberían haber privilegiado con mejor suerte al tricentenario enclave de Lieres.

MINAS DE CANTO MEDIO Y EL CANDANAL

Desde Lieres emprendemos el cierre de nuestra ruta subiendo por el Acebal al alto de La Cruz, que citaba Jovellanos, y desde donde tomaremos en descenso el valle del río Carrocera (concejo de San Martín del Rey Aurelio). Por muchos rincones de esta ruta podríamos ir siguiendo las vistosas huellas que restan de la famosa línea del ya citado Ferrocarril San Marín del Rey Aurelio-Lieres-Gijón-Musel que dio lugar al patrimonio inmaterial de una popular canción. En el descenso de La Camperona hacia La Hueria de Carrocera, aconsejamos un alto en la frondosidad de la mina La Bornaína, incorporada por Sindicato Minero SOMA-UGT al martirologio de la lucha política al recordar cada año una matanza de la Guerra Civil.
Las minas del tramo alto del valle de Carrocera (principalmente las de los grupo Candanal o Corvero y Canto Medio), explotaron el cierre del Sinclinal de El Entrego en el grisuoso paquete Generalas, registrando negras historia como la catástrofe sufrida el 30-3-1931. La historia documentada se remonta al año 1844, cuando los señores Jaquet y Cía, constituyen la Compañía de Investigación. (De la Cía de Investigación dijo García Muñiz (1930) que "fue dirigida en sus comienzos, con gran acierto, por el Ingeniero de minas y gran geólogo don Adriano Paillete, personalidad de feliz recordación").
Esta Sociedad, pese a tener su principal campo de actividad en la cuenca del Caudal, fue dueña de pertenencias mineras también en Langreo y San Martín, como estas del Candanal y las que hemos citado en Braña del Río, Pajonal y otras. Las propiedades fueron cedidas en 1856 a la Gran Duquesa de Lenchtembergt y en 1867 se refundieron todas en lo grandes cotos Cruz y Mosquitera. Desde entonces su devenir se ligó, principalmente a la empresa Duro-Felguera según hemos dicho con anterioridad.

MINAS DE VENTURO, LA ENCARNADA

La mitad inferior del valle de Carrocera es una zona preñada de minas, entre las cuales destacaron las de La Encarnada, propiedad del Vigil-Escalera hasta su incorporación a Hunosa, la cual cerró su pozo plano en 1972. Su incorporación al INI sería vista años después como un auténtico fraude (El libro "El Fraude de Hunosa" (UGT, 1981, pag 43 y 83-84) dice así, refiriéndose a casos como los de La Encarnada y Coto Musel: "En la creación de Hunosa ... llegó a darse la situación vergonzante de adquirir empresas que tenían agotadas sus reservas de hulla ... un colosal desfalco contra el pueblo español o si se prefiere una acción de terrorismo institucionalizado, auspiciado por el Gobierno de turno en convivencia con el gran capital"), olvidando que las concesiones de La Encarnada en profundidad permitieron la ampliación del campo del pozo Venturo.

Pozo Venturo


Pozo Venturo. Foto de Sara López Arraiza para las

Aguas abajo de La Encarnada nos encontramos con el pozo Venturo que fue propiedad, primero de Duro-Felguera, después de Hunosa y finalmente de la muy breve empresa Venturo XXI. Las obras de profundización se iniciaron en enero de 1954 y terminaron dos años después. No fue, ni con mucho, "la última profundización de la Cuenca Hullera Central", tal como sostiene el historiador y geógrafo local Faustino Suárez Antuña en su trabajo "La industrialización en el valle de La Güeria" (2006:193) (Con posterioridad al pozo Venturo fueron profundizados al menos Montsacro: 1955 y San José de Turón: 1957, e incluso Modesta y Olloniego-2, cuyas profundizaciones se introdujeron por la década de los 1960). Sus labores se extendieron por un complejo yacimiento con cuatro ramas diferentes, definidas por los pliegues del Sinclinal de Sama y el de El Entrego, y el lógico anticlinal intermedio, llamado de La Encarnada.
Además de éstas, una veintena más de explotaciones existieron diseminadas por una y otra laderas del valle de Carrocera, más o menos incardinadas con dependencias societarias, en un largo historial de arrendamientos, contratos, permutas, etc. Son los casos, entre otros, de las minas de Los Artos, La Rotella, Peñucal, La Garrafa, la Braniella, La Quemada, Etelvinas, Llano Martín, etc. (Fandos Rodríguez e Iglesias Rodríguez (2004), ofrecen muchos más datos sobre la minería en este valle de Carrocera y, en general, sobre todo el concejo de SMRA, siendo el primer libro (y único por ahora) que ha afrontado la historia de la minería en el marco de un concejo.)
Por el fondo del valle discurre la caja del antiguo Ferrocarril de La Encarnada, peatonalizada en 1999 durante 4 km.
La minería en esta zona había comenzado su andadura con la vieja "Ventura", primero como simple concesión (denunciada el 29 de mayo de 1864 por. D. Agustín Menéndez), luego como mina de montaña y, finalmente, como pozo vertical hasta su clausura el 15 julio de 1990, un año después de que un incendio subterráneo en las capas cercenase el ya poco yacimiento que le quedaba. (Por suerte, ni el fuego ni el CO causaron víctimas como en el pozo Mosquitera pero ambos incendios coincide en el tiempo y ambos anticiparon el cierre de los pozos).
Venturo mantiene su castillete (de 25 m de altura al eje de poleas) y todas las instalaciones, incluida la máquina de extracción. Tras el cierre, se instaló en sus dependencias las prometedora empresa Venturo XXI. que acabará siendo un paradigma del fraude a los 70 jóvenes que empleó. Fue presentada el 18 de mayo de 2005 como una idea empresarial de alta tecnología que a través de la cartografía digital pretendía convertirse en un "referente nacional". La presentación corrió a cargo de las altas jerarquías autonómicas, municipales y empresariales (Vicente Alvarez Areces; Juan Ramón García Secades; Graciano Torre, Ignacio Fernández, etc). Cinco años después el "referente nacional" inciaba el camino del cierre. Ahora ya no había dificultades geológicas a las que echar la culpa.

Pozo Venturo

Terminamos nuestra ruta en El Entrego, la antigua San Andrés de Linares (el San Andrés del concejo de Langreo que vimos cómo citaba Carreño Cañedo y 1787), donde es muy aconsejable la visita al MUMI, construido en 1991 con un presupuesto de 654 millones de pesetas aportados por la CE a través del Plan Nacional de Interés Comunitarios (PNIC). No obstante, antes de finalizar, debemos hacer mención a la gran superficie comercial que se alza en la margen derecha del Nalón, a la altura de la desembocadura del valle de Carrocera. En las 4 Ha que ocupa se extendió una playa de vías, además de tolvas, balsas, cintas y demás instalaciones del viejo lavadero de carbón de Carrocera. Fue clausurado por Hunosa en octubre de 1992 y derribadas poco después todas sus instalaciones sin dejar la más mínima huella de lo que allí existía. (En 2001 dos investigadores locales le dedican sendos trabajos por separado: José Fernández Lobo, en la revista "Alto Nalón"; y Faustino Suárez Antuña en las publicaciones de INCUNA)

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AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer las valiosas informaciones verbales y documentales prestadas por los facultativos de Minas de Duro Felguera y Hunosa de Antonio Fernández Antuña (qepd), Salustiano Rodríguez Barreales y Pedro Fandos Temprano, así como a José Manuel Miranda, en sus tiempos ATS de Nespral y de Hunosa, y hoy apasionado historiador de la minería, cuyos méritos tuvimos ocasión de recoger en la Ruta de Santa Bárbara. A él se debe la última foto de la robada placa de Mosquitera, la localización y desbroce del pozo Saús y muchas otras aportaciones.

1 comentario:

  1. Hay muchas fuentes contaminadas. Quienes copian sin investigar reproducen los errores.
    Gracias por mencionar nuestro libro.:-"Los hermanos Felgueroso y la Minería Asturiana".
    Se debe investigar y no dedicarse a "cortar y pegar"

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